lunes, 30 de noviembre de 2009

FÍSICA CUÁNTICA - NOSOTROS CREAMOS NUESTRA REALIDAD

Se está planteando una profunda revolución cultural, surgida de los conocimientos sobre las partículas elementales, englobados en lo que ha dado en llamarse la Física Cuántica.

Dudas de realidad

La revolución cultural que se deriva de estos conocimientos tiene que ver, sobre todo, con la naturaleza de la realidad. La realidad se reduce a la percepción y la percepción (a la que llamamos realidad) se forma por el efecto combinado de creencias, pensamientos y emociones.

La consecuencia de esta tesis es que el sujeto es el artífice último de lo real y que, cuando descubrimos la estrecha relación entre el mundo interno de las personas y lo que acontece en su entorno, alcanzamos la capacidad de alterar la realidad, una de las más antiguas aspiraciones humanas.

El argumento sobre la estructura cuántica de la realidad se completa con recientes descubrimientos sobre el funcionamiento del cerebro, capaz de reaccionar de la misma forma tanto respecto a un objeto real como a otro imaginario, siempre que una emoción esté asociada a estos procesos.

Esto propone una mayor atención a los procesos de pensamiento y a la profundización en las emociones, al considerar que una revisión profunda del interior humano puede ayudar a comprender mejor el mundo que nos rodea y a hacerlo más habitable y confortable. Y, sobre todo, mucho más feliz.

Durante décadas, los poderes de la mente han sido cuestiones asociadas al mundo “esotérico”, cosas de locos. La mayor parte de la gente desconoce que la mecánica cuántica, es decir, el modelo teórico y práctico dominante hoy día en el ámbito de la ciencia, ha demostrado la interrelación entre el pensamiento y la realidad. Que cuando creemos que podemos, en realidad, podemos. Sorprendentes experimentos en los laboratorios más adelantados del mundo corroboran esta creencia.

El estudio sobre el cerebro ha avanzado mucho en las últimas décadas mediante las “tomografías”. Conectando electrodos a este órgano, se determina donde se produce cada una de las actividades de la mente. La fórmula es bien sencilla: se mide la actividad eléctrica mientras se produce una actividad mental, ya sea racional, como emocional, espiritual o sentimental y así se sabe a qué área corresponde esa facultad.

Estos experimentos en neurología han comprobado algo aparentemente descabellado: cuando vemos un determinado objeto aparece actividad en ciertas partes de nuestro cerebro… pero cuando se exhorta al sujeto a que cierre los ojos y lo imagine, la actividad cerebral es ¡idéntica! Entonces, si el cerebro refleja la misma actividad cuando “ve” que cuando “siente”, llega la gran pregunta: ¿cuál es la Realidad? “La solución es que el cerebro no hace diferencias entre lo que ve y lo que imagina porque las mismas redes neuronales están implicadas; para el cerebro, es tan real lo que ve como lo que siente”, afirma el bioquímico y doctor en medicina quiropráctica, Joe Dispenza en el libro “¿Y tú qué sabes?”. En otras palabras, que fabricamos nuestra realidad desde la forma en que procesamos nuestras experiencias, es decir, mediante nuestras emociones.

Joe Dispenza estudió Bioquímica en la Universidad Rutgers de New Brunswick (Nueva Jersey, EE.UU.) y ha cursado estudios de postgraduado en Neurología, Biología celular, genética, memorización, química cerebral, envejecimiento y longevidad. Asimismo, ha escrito numerosos artículos científicos donde explica el papel que juega la mente en la salud física

La farmacia del cerebro

En un pequeño órgano llamado hipotálamo se fabrican las respuestas emocionales. Allí, en nuestro cerebro, se encuentra la mayor farmacia que existe, donde se crean unas partículas llamadas “péptidos”, pequeñas secuencias de aminoácidos que, combinadas, crean las neurohormonas o neuropéptidos. Ellas son las responsables de las emociones que sentimos diariamente. Según John Hagelin, profesor de física y director del Instituto para la ciencia, la tecnología y la política pública de la Universidad Maharishi, dedicado al desarrollo de teorías del campo unificado cuántico: “hay química para la rabia, para la felicidad, para el sufrimiento, la envidia…”

En el momento en que sentimos una determinada emoción, el hipotálamo descarga esos péptidos, liberándolos a través de la glándula pituitaria hasta la sangre, que conectará con las células que tienen esos receptores en el exterior. El cerebro actúa como una tormenta que descarga los pensamientos a través de la fisura sináptica. Nadie ha visto nunca un pensamiento, ni siquiera en los más avanzados laboratorios, pero lo que sí se ve es la tormenta eléctrica que provoca cada mentalismo, conectando las neuronas a través de las “fisuras sinápticas”.

Cada célula tiene miles de receptores rodeando su superficie, como abriéndose a esas experiencias emocionales. Candance Pert, poseedora de patentes sobre péptidos modificados y profesora en la universidad de medicina de Georgetown, lo explica así: “Cada célula es un pequeño hogar de conciencia. Una entrada de un neuropéptido en una célula equivale a una descarga de bioquímicos que pueden llegar a modificar el núcleo de la célula”.

Nuestro cerebro "crea" estos neuropéptidos y nuestras células son las que se acostumbran a “recibir” cada una de las emociones: ira, angustia, alegría, envidia, generosidad, pesimismo, optimismo… Al acostumbrarse a ellas, se crean hábitos de pensamiento. A través de los millones de terminaciones sinápticas, nuestro cerebro está continuamente recreándose; un pensamiento o emoción crea una nueva conexión, que se refuerza cuando pensamos o sentimos “algo” en repetidas ocasiones. Así es como una persona asocia una determinada situación con una emoción: una mala experiencia en un ascensor, como quedarse encerrado, puede hacer que el objeto “ascensor” se asocie al temor a quedarse encerrado. Si no se interrumpe esa asociación, nuestro cerebro podría relacionar ese pensamiento-objeto con esa emoción y reforzar esa conexión, conocida en el ámbito de la psicología como “fobia” o “miedo”.

Todos los hábitos y adicciones operan con la misma mecánica. Un miedo (a no dormir, a hablar en público, a enamorarse) puede hacer que recurramos a una pastilla, una droga o un tipo de pensamiento nocivo. El objetivo inconsciente es “engañar” a nuestras células con otra emoción diferente, generalmente, algo que nos excite, “distrayéndonos” del miedo. De esta manera, cada vez que volvamos a esa situación, el miedo nos conectará, inevitablemente, con la “solución”, es decir, con la adicción. Detrás de cada adicción (drogas, personas, bebida, juego, sexo, televisión) hay pues un miedo insertado en la memoria celular.

La buena noticia es que, en cuanto rompemos ese círculo vicioso, en cuanto quebramos esa conexión, el cerebro crea otro puente entre neuronas que es el “pasaje a la liberación”. Porque, como ha demostrado el Instituto Tecnológico de Massachussets en sus investigaciones con lamas budistas en estado de meditación, nuestro cerebro está permanentemente rehaciéndose, incluso, en la ancianidad. Por ello, se puede desaprender y reaprender nuevas formas de vivir las emociones.

Mente creadora

Los experimentos en el campo de las partículas elementales han llevado a los científicos a reconocer que la mente es capaz de crear. En palabras de Amit Goswani, profesor de física en la universidad de Oregón, el comportamiento de las micropartículas cambia dependiendo de lo que hace el observador: “cuando el observador mira, se comporta como una onda, cuando no lo hace, como una partícula”. Ello quiere decir que las expectativas del observador influyen en la Realidad de los laboratorios… y cada uno de nosotros está compuestos de millones de átomos.

Traducido al ámbito de la vida diaria, esto nos llevaría a que nuestra Realidad es, hasta cierto punto, producto de nuestras propias expectativas. Si una partícula (la mínima parte de materia que nos compone) puede comportarse como materia o como onda… Nosotros podemos hacer lo mismo.

La realidad molecular

Los sorprendentes experimentos del científico japonés Masaru Emoto con las moléculas de agua han abierto una increíble puerta a la posibilidad de que nuestra mente sea capaz de crear la Realidad. “Armado” de un potente microscopio electrónico con una diminuta cámara, Emoto fotografió las moléculas procedentes de aguas contaminadas y de manantial. Las metió en una cámara frigorífica para que se helaran y así, consiguió fotografiarlas. Lo que encontró fue que las aguas puras creaban cristales de una belleza inconmensurable, mientras que las sucias, sólo provocaban caos. Más tarde, procedió a colocar palabras como “Amor” o “Te odio”, encontrando un efecto similar: el amor provocaba formas moleculares bellas mientras que el odio, generaba caos.

Por último, probó a colocar música relajante, música folk y música thrash metal, con el resultado del caos que se pudieron ver en las fotografías.

La explicación biológica a este fenómeno es que los átomos que componen las moléculas (en este caso, los dos pequeños de Hidrógeno y uno grande de Oxígeno) se pueden ordenar de diferentes maneras: armoniosa o caóticamente. Si tenemos en cuenta que el 80% de nuestro cuerpo es agua, entenderemos cómo nuestras emociones, nuestras palabras y hasta la música que escuchamos, influyen en que nuestra realidad sea más o menos armoniosa. Nuestra estructura interna está reaccionando a todos los estímulos exteriores, reorganizando los átomos de las moléculas.

El valioso vacío atómico

Aunque ya los filósofos griegos especularon con su existencia, el átomo es una realidad científica desde principios de siglo XX. La física atómica dio paso a la teoría de la relatividad y de ahí, a la física cuántica. En las escuelas de todo el mundo se enseña hoy día que el átomo está compuesto de partículas de signo positivo (protones) y neutras (neutrones) en su núcleo y de signo negativo (electrones) girando a su alrededor. Su organización recuerda extraordinariamente a la del Universo, unos electrones (planetas) girando alrededor de un sol o núcleo (protones y neutrones). Lo que la mayoría desconocíamos es que la materia de la que se componen los átomos es prácticamente inexistente. En palabras de William Tyler, profesor emérito de ingeniería y ciencia de la materia en la universidad de Stanford, “la materia no es estática y predecible. Dentro de los átomos y moléculas, las partículas ocupan un lugar insignificante: el resto es vacío”.

En otras palabras, que el átomo no es una realidad terminada sino mucho más maleable de lo que pensábamos. El físico Amit Goswani es rotundo: “Heinsenberg, el codescubridor de la mecánica cuántica, fue muy claro al respecto; los átomos no son cosas, son TENDENCIAS. Así que, en lugar de pensar en átomos como cosas, tienes que pensar en posibilidades, posibilidades de la consciencia. La física cuántica solo calcula posibilidades, así que la pregunta viene rápidamente a nuestras mentes, ¿quién elige de entre esas posibilidades para que se produzca mi experiencia actual? La respuesta de la física cuántica es rotunda: La conciencia está envuelta, el observador no puede ser ignorado”.

¿Qué realidad prefieres?

El ya famoso experimento con la molécula de fullerano del doctor Anton Zeillinger, en la Universidad de Viena, testificó que los átomos de la molécula de fullereno (estructura atómica que tiene 60 átomos de cárbón) eran capaces de pasar por dos agujeros simultáneamente. Este experimento “de ciencia ficción” se realiza hoy día con normalidad en laboratorios de todo el mundo con partículas que han llegado a ser fotografiadas. La realidad de la bilocación, es decir, que “algo” pueda estar en dos lugares al mismo tiempo, es algo ya de dominio público, al menos en el ámbito de la ciencia más innovadora. Jeffrey Satinover, ex presidente de la fundación Jung de la universidad de Harvard y autor de libros como “El cerebro cuántico” y “El ser vacío”, lo explica así: “ahora mismo, puedes ver en numerosos laboratorios de Estados Unidos, objetos suficientemente grandes para el ojo humano, que están en dos lugares al mismo tiempo, e incluso se les puede sacar fotografías. Yo creo que mucha gente pensará que los científicos nos hemos vuelto locos, pero la realidad es así, y es algo que todavía no podemos explicar”.

Quizás porque algunos piensen que la gente “de a pie” no va a comprender estos experimentos, los científicos todavía no han conseguido alertar a la población de las magníficas implicaciones que eso conlleva para nuestras vidas, aunque las teorías ajenas sí forman parte ya del dominio de la ciencia divulgativa.

Seguramente la teoría de los universos paralelos, origen de la de la “superposición cuántica”, es la que ha conseguido llegar mejor al gran público. Lo que viene a decir es que la Realidad es un número “n” de ondas que conviven en el espacio-tiempo como posibilidades, hasta que UNA se convierte en Real: eso será lo que vivimos. Somos nosotros quienes nos ocupamos, con nuestras elecciones y, sobre todo, con nuestros pensamientos (“yo sí puedo”, “yo no puedo”) de encerrarnos en una realidad limitada y negativa o en la consecución de aquellas cosas que soñamos. En otras palabras, la física moderna nos dice que podemos alcanzar todo aquello que ansiamos (dentro de ese abanico de posibilidades-ondas, claro).

En realidad, los descubrimientos de la física cuántica vienen siendo experimentados por seres humanos desde hace milenios, concretamente, en el ámbito de la espiritualidad. Según el investigador de los manuscritos del Mar Muerto, Greg Braden, los antiguos esenios (la comunidad espiritual a la que, dicen, perteneció Jesucristo) tenían una manera de orar muy diferente a la actual. En su libro “El efecto Isaías: descodificando la perdida ciencia de la oración y la plegaria”, Braden asegura que su manera de rezar era muy diferente a la que los cristianos adoptarían. En lugar de pedir a Dios “algo”, los esenios visualizaban que aquello que pedían ya se había cumplido, una técnica calcada de la que hoy se utiliza en el deporte de alta competición, sin ir más lejos. Seguramente, muchos han visto en los campeonatos de atletismo cómo los saltadores de altura o pértiga realizan ejercicios de simulación del salto: interiormente se visualizan a sí mismos, ni más ni menos que realizando la proeza. Esta técnica procede del ámbito de la psicología deportiva, que ha desarrollado técnicas a su vez recogidas del acervo de las filosofías orientales. La moderna Programación Neurolingüística, usada en el ámbito de la publicidad, las relaciones públicas y de la empresa en general, coincide en recurrir al tiempo presente y a la afirmación como vehículo para la consecución de los logros. La palabra sería un paso más adelante en la creación de la Realidad, por lo que tenemos que tener cuidado con aquello que decimos pues, de alguna manera, estamos atrayendo esa realidad.

La búsqueda científica del alma

En las últimas décadas, los experimentos en el campo de la neurología han ido encaminados a encontrar donde reside la conciencia. Fred Alan Wolf, doctor en física por la universidad UCLA, filósofo, conferencista y escritor lo explica así : “Los científicos hemos tratado de encontrar al observador, de encontrar la respuesta a quién está al mando del cerebro: sí, hemos ido a cada uno de los escondrijos del cerebro a encontrar el observador y no lo hemos hallado; no hemos encontrado a nadie dentro del cerebro, nadie en las regiones corticales del cerebro pero todos tenemos esa sensacion de ser el observador”. En palabras de este científico, las puertas para la existencia del alma están abiertas de par en par: “Sabemos lo que el observador hace pero no sabemos quién o qué cosa es el observador”.

Hoy recuperadas por la física cuántica, muchas de estas afirmaciones eran conocidas en la Antigüedad, como en el caso del “Catecismo de la química superior”, de Karl von Eckartshausen.

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Cuadro 1

Nuestro cerebro: una computadora que procesa información

A cada segundo, en una vida como la moderna llena de estímulos, nos bombardean enormes cantidades de información. El cerebro solo procesa una mínima cantidad de ella: 400 mil millones de bits de información por segundo. Los estudios científicos han demostrado que sólo somos conscientes de 2.000 mil de esos bits, referidos al medio ambiente, el tiempo y nuestro cuerpo. Así pues, lo que consideramos la Realidad, es decir, aquello que vivimos, es sólo una mínima parte de lo que en realidad está ocurriendo. ¿Cómo se filtra toda esa información?

A través de nuestras creencias: El modelo de lo que creemos acerca del mundo, se construye desde lo que sentimos en nuestro interior y de nuestras ideas. Cada información que recibimos del exterior se procesa desde las experiencias que hemos tenido y nuestra respuesta emocional procede de estas memorias. Por eso, los malos recuerdos nos impulsan a caer en los mismos errores.

Cuadro 2:

Cómo romper con esos malos hábitos del pensamiento

El cerebro crea esas redes a partir de la memoria: ideas, sentimientos, emociones. Cada asociación de ideas o hechos, incuba un pensamiento o recuerdo en forma de conexión neuronal, que desemboca en recuerdos por medio de la memoria asociativa. A una sensación o emoción similar, reaparecerá ese recuerdo en forma de idea o pensamiento. Hay gente que conecta “amor” con “decepción” o “engaño”, así que cuando vaya a sentir amor, la red neuronal conectará con la emoción correspondiente a cómo se sintió la última vez que lo sintió: ira, dolor, rabia, etc. Según Joe Dispenza “si practicamos una determinada respuesta emocional, esa conexión sináptica se refuerza y se refuerza. Cuando aprendemos a “observar” nuestras reacciones y no actuamos de manera automática, ese modelo se rompe”. Así pues, aprender a “ver” esas asociaciones es la mejor manera de evitar que se repitan: la llave es la consciencia.

Cuadro 3:

La mecánica de la erección

La mejor metáfora del pensamiento creador es el miembro masculino. Una sola fantasía sexual, es decir, un pensamiento erótico, es capaz de producir una erección, con toda la variedad de glándulas endocrinas y hormonas que participan en ello. Nada hay fuera de la mente del hombre pero, sin embargo, se produce un torbellino hormonal que desemboca en un hecho físico palpable. En el lado femenino, también el poder del pensamiento asociado al erotismo se convierte a menudo en hechos físicos, demostrando la capacidad del pensamiento para crear situaciones placenteras… o adictivas. Los más firmes defensores del poder de la visualización llegan a proponer que se puede obtener a través de ella casi todo lo que deseamos.

FUENTE: www.rafapal.com







ARBOL GENEALÓGICO HUMANO

Nuestro árbol genealógico - National Geographic

El Dr. Spencer Wells, renombrado genetista y líder del Proyecto Genográfico, descubrió evidencias en nuestro ADN que lo llevaron a elaborar una revolucionaria teoría sobre nuestro viaje por el planeta. Trabajando con un equipo científico multidisciplinario, el Dr. Wells llegó a la conclusión de que nuestras travesías dentro y fuera de África, y por el resto del mundo, fueron impulsadas por una fuerza: drásticos cambios climáticos planetarios.

Nat Geo viaja a uno de los lugares de mayor diversidad étnica en el mundo: el barrio de Queens en Nueva York, para demostrar que todos los seres humanos provienen de antepasados en común que luego tomaron diversos caminos. Queens es un verdadero crisol de razas, aproximadamente la mitad de sus 2,2 millones de habitantes provienen de países extranjeros y en el barrio se hablan más de 150 idiomas. El árbol genealógico humano, demuestra que la conexión entre ellos va más allá de la de ser vecinos y que sus diferencias son sólo superficiales.

Spencer Wells, genetista y explorador residente de National Geographic junto al equipo del Proyecto Genográfico recogen muestras de ADN entre los vecinos de Queens para conectarlos con sus antiguos ancestros: los primeros habitantes de América, los europeos y los habitantes del sudeste asiático, que fueron los primeros grupos en salir de África. Por medio de gráficos generados por computadora, Nat Geo viaja al pasado miles de años para presenciar las migraciones de sus antepasados y revela además el linaje de cada uno de ellos y los desplazamientos que se fueron dando hasta llegar al lugar en el que viven actualmente.

"Queens es realmente un microcosmos. Hay gente de todas partes del mundo que vive en una misma calle", dice Wells, quien dirige el Proyecto Genográfico de cinco años -liderado por National Geographic Society e IBM- y que tiene como objetivo trazar un mapa de la forma en la que la humanidad pobló el planeta.

Con un simple hisopado bucal tomado en una feria callejera en Queens, se abre el libro de historia genético que demuestra que todos los seres humanos de hoy descienden de un mismo grupo de antepasados africanos que, a partir desde hace 60.000 años, fue tomando diversos caminos; posiblemente obligado por cambios climáticos. Sus descendientes ahora viven y trabajan a metros de distancia. Los resultados son sorprendentes y reveladores.

El árbol genealógico Humano acompaña al equipo que toma muestras de 200 habitantes de Nueva York, comparte las expectativas de la gente ansiosa por descubrir sus orígenes y las revelaciones finales que preceden a la "reunión familiar" semanas después. De esta población, se selecciona un grupo -una camarera, un maestro, una diseñadora de modas, un trabajador municipal, un músico, un actor/modelo y una mamá- para que cuenten sus experiencias y poder mostrar cómo este caleidoscopio de personas está emparentado. Al mismo tiempo que revela la historia de la humanidad: quiénes somos, de dónde venimos y cómo llegamos adonde estamos en la actualidad.

Muchos de los residentes de Queens se sorprenden al saber que su etnia aparente no necesariamente refleje sus raíces ancestrales. Se descubre que cuando los antepasados poblaron el mundo, se adaptaron a climas diferentes y cambiantes, lo que dio como resultado variaciones físicas que progresaron de manera continua a medida que iban migrando por el mundo.

En los últimos cuatro años, Spencer Wells y el equipo internacional del Proyecto Genográfico han visitado todos los rincones del mundo, recogido y analizado muestras de ADN de diversas poblaciones humanas para su investigación. Con varios años de estudio por delante -más de 350.000 personas de todas partes del mundo ya han participado- el estudio brinda la imagen más detallada que se haya tenido hasta ahora de la variación antropológica e ilumina la historia genética y migratoria del hombre, lo que permite comprender mejor las conexiones y las diferencias que conforman la especie humana.

domingo, 29 de noviembre de 2009

LAS MENTIRAS Y LOS GESTOS

¿Alguna vez has "observado realmente" la cara y la postura del cuerpo de quienes te están hablando? ¿Te das cuenta si lo que dicen es en verdad lo que piensan o lo que sienten? ¿Sos conciente que tus gestos pueden delatarte? Las palabras pueden disfrazar las verdaderas emociones, pero los gestos... las develan. Acá van algunos ejemplos.



La siguiente información la extraje de: www.proyectosalonhogar.com

¿Qué desencadena una emoción? ¿Podemos aprender a controlarlas? ¿Son iguales en todo el mundo o cambian en cada cultura? ¿Qué gestos develan si estamos tristes, enojados o mintiendo? ¿Podemos aprender a distinguir una sonrisa auténtica de una falsa? ¿Por qué algunas personas saben disimular sus emociones mientras otras se delatan?

Estas son algunas de las incógnitas que han inspirado la vida de Paul Ekman,el mayor especialista sobre el lenguaje facial. Autor de "¿Qué dice ese gesto?", este psicólogo estadounidense ha hecho de sus investigaciones toda una ciencia. Su método lo emplean el FBI, la CIA, jueces, escuelas de actores y dibujantes de animación.

Profesor de psicología de la Universidad de California y experto en comunicación no verbal, durante 40 años, Ekman, ha viajado alrededor del mundo para investigar los gestos faciales de las emociones. Sus conclusiones científicas le han convertido en uno de los cien psicólogos más influyentes del siglo XX y entre los científicos es conocido como el Darwin del siglo XXI. En su nuevo libro, "¿Qué dice ese gesto?", publicado por RBA Libros, invita al lector a descubrir el mundo emocional a través de sus experiencias y ejercicios que enseñan muchas claves que se ocultan detrás de los gestos. “Las emociones desempeñan un papel vital en nuestra vida, nos unen como personas, determinan nuestra calidad de vida y están presentes en cualquier relación. Pueden salvarnos o causar verdadero daño”, afirma el autor desde su espaciosa casa en las colinas de Okland, California. “Si aprendemos a reconocer las historias que originan las emociones y a identificar cuándo intentamos ocultarlas, podemos mejorar nuestra comunicación, modificar nuestras respuestas y minimizar el impacto emocional en los demás”, añade.


Nacido en 1934, su fascinación por la expresión facial surgió a través de la fotografía. Armado con su cámara Argus C-3 cuando sólo era un niño, retrataba a los vecinos de su barrio, en la periferia de Nueva Jersey. “Quería comprender a la gente de una forma visual e intuitiva”, recuerda. “Mi familia era muy visceral, había mucha ira. Mi madre sufría trastorno bipolar y caía en frecuentes depresiones, y a mí me castigaban por decir lo que sentía. En muchas ocasiones mi madre se enfadaba porque me gustaba gesticular y me reprochaba que la cara se me iba a quedar deformada para siempre por tal motivo. Se suicidió cuando yo tenía 14 años. No vivió lo suficiente para ver que la movilidad de mi rostro se convertiría en una útil herramienta científica y que me ganaría la vida explorando esos gestos”.

Entre sus grandes logros se encuentran las aportaciones que compiló en su libro "Cómo detectar mentiras" (1985), que le consagró como un experto en descifrar el engaño, hasta tal punto que sus técnicas comenzaron a ser utilizadas por jueces, abogados, cuerpos de policía, agentes del FBI e incluso la CIA. El volumen es una guía práctica para descubrir el engaño en cualquier ámbito: relaciones de pareja, laborales e incluso en asuntos de política.

Ekman afirma que las emociones juegan un papel crucial en la detección del engaño. Se puede detectar una mentira a partir de la v0z, los movimientos corporales y las palabras. Se puede mentir por falseamiento u ocultamiento. “Ponernos una máscara es la mejor forma de ocultar una emoción, y la mejor máscara es una emoción falsa que desconcierte y que actúe como camuflaje”, asegura. Para él, la sonrisa es la “careta” más utilizada porque forma parte de los saludos convencionales, está “bien vista” y suele emplearse en la mayoría de los intercambios sociales. Sus movimientos son sencillos y pueden reproducirse voluntariamente, lo que no ocurre con otras expresiones faciales más complejas de “reproducir”. Sin embargo, se puede saber cuándo una sonrisa es falsa porque no estará acompañada de la acción de los músculos orbiculares de los párpados, ni se alzarán las mejillas, ni descenderán las cejas, ni aparecerán las típicas “patas de gallo”, surcos característicos de una sonrisa auténtica.

Así, una emoción falsa se detecta por asimetría facial, por la falta de suavidad en la manera en que la expresión aparece y desaparece del rostro, y por las microexpresiones, movimientos faciales muy rápidos que se distinguen porque abarcan todo el semblante y sólo permanecen en la cara unas dos décimas de segundo, pudiendo pasar desapercibidos fácilmente. “Las mentiras que llevan consigo una emoción son las más fáciles de detectar, porque es precisamente la lucha interna entre lo que se siente realmente y la emoción falsa, lo que traiciona al mentiroso”, afirma el reputado psicólogo.

Gestos y culturas

Cuando Ekman comenzó sus estudios, el ámbito emocional estaba plagado de clichés. “A mediados de los años 50 se pensaba que la expresión facial transmitía información estereotipada, como en el estudio de la caligrafía. Se valoraba mucho más razonar y aprender, y ni siquiera había una herramienta científica que pudiera utilizarse para estudiar las expresiones faciales y las emociones”. En los primeros años de su vida profesional, estudió los gestos de las manos, hasta que en 1965 dio un giro a su carrera. Durante cinco años, Ekman viajó alrededor del mundo para comprobar científicamente si los gestos y las expresiones difieren con la cultura, siguiendo las teorías de antropólogos tan destacados como Margaret Mead. Según esta línea de pensamiento, los seres humanos aprendemos los gestos y las expresiones a través del contacto social, y éstos varían en función de la cultura. Pero el investigador recordó que Charles Darwin había dicho exactamente lo contrario: las expresiones humanas eran innatas y por tanto UNIVERSALES en todas las especies. Pese a tan categórica afirmación, no existían pruebas para corroborarlo.

Con sólo 30 años de edad y utilizando la fotografía como soporte, se dispuso a descifrar este enigma. Para ello, enseñó fotografías a personas de cinco países diferentes, –Chile, Argentina, Brasil, Japón y Estados Unidos–, para que identificasen la emoción de la imagen. Las interpretaciones coincidieron. En Japón y Estados Unidos, Ekman evaluó el comportamiento facial en un laboratorio y descubrió que, en solitario, tanto japoneses como estadounidenses, al ver vídeos con escenas quirúrgicas y accidentes, movían los mismos músculos de la cara. Sin embargo, cuando un científico estaba presente durante el experimento, los japoneses tendían a enmascarar más las emociones de desagrado con una sonrisa. Intrigado por estos resultados, decidió cotejarlos en una cultura aislada de la civilización y convivió dos años con el pueblo fore en Papúa, Nueva Guinea.

Ekman pensaba que si Margaret Mead estaba en lo cierto –las personas aprendían las expresiones de la cultura, del ambiente–, y Darwin se equivocaba, entonces en una civilización virgen como la de los fore, podría encontrar expresiones emocionales que nunca hubiera visto antes. No fue así. “Ni siquiera sabían lo que era una cámara de fotos. Al principio, fui su fuente de entretenimiento. Les fascinaba ver por primera vez una linterna o que encendiera una cerilla”. De este modo, descubrió que los fore no poseían un lenguaje escrito con el que identificar una lista de palabras que designasen una emoción. Así que les pidió que contasen historias sobre diferentes estados de ánimo a cambio de una pastilla de jabón o un paquete de cigarrillos. Mientras Ekman filmaba y fotografiaba sus rostros, se dio cuenta de que las historias que contaban coincidían con la emoción de sus semblantes. “Al volver a Estados Unidos enseñé el material grabado sin editar a mis alumnos y tampoco ellos tuvieron dificultad en interpretar correctamente las emociones de los neoguineanos”. Tras este viaje, la teoría de Darwin salía fortalecida. Las expresiones de alegría, tristeza, ira, sorpresa, asco, miedo y desprecio son universales, independientemente de la sociedad o la cultura a la que se pertenezca. “Todo lo demás, los gestos con las manos, incluso si reprimimos la emoción o la expresamos abiertamente, lo aprendemos de nuestro entorno y varía en función de la persona”, afirma el científico.
En 1978, Ekman publicó un sistema de códigos faciales denominado El sistema de codificación de la actividad facial, que permitía medir por primera vez, y con rigor científico, todos los movimientos musculares de la cara. Con este método descubrió que el rostro puede generar más de i0.000 expresiones y que es posible identificar signos para detectar una mentira. “Mientras que nuestros pensamientos son totalmente privados, la mayoría de nuestras emociones se detectan por una señal distintiva que ayuda a los demás a comprender cómo nos sentimos”, detalla el científico. Una aportación que abrirá un sinfín de aplicaciones prácticas a sus investigaciones.

Para Ekman, el sistema visual es el que está más conectado a nuestras emociones. Al presenciar una buena obra de teatro o una película de calidad, nos adentramos en el mundo emocional de los personajes y lo vivimos como si nos pasara a nosotros. “Por eso buscamos el drama, porque nos permite ejercitar las emociones y aprender desde un lugar seguro, sin que tengamos que sufrirlo en la realidad”.

Sus pesquisas también han encontrado utilidad en los últimos avances tecnológicos de la industria cinematográfica de Hollywood, y es asesor en la producción de películas de animación de los estudios Pixar e Industrial Light & Magic, creadores de Toy Story, Monsters o Buscando a Nemo. “Con los animadores comparto nuevos descubrimientos en el campo de la expresión facial, les enseño cómo funciona la cara para que puedan utilizarlo de una manera efectiva en los personajes que crean”, afirma.

Emociones y gestos
SORPRESA
Es la emoción más breve y puede fundirse con otras. Los párpados superiores suben pero los inferiores no están tensos. La mandíbula suele caer.



ASCO
Ligera contracción del músculo que frunce la nariz y estrecha los ojos. El gesto de la nariz arrugada es simultáneo al de la elevación del labio superior.


PENA, TRISTEZA
Muy duradera. Caen los párpados superiores y se angulan hacia arriba las cejas. Además, el entrecejo se arruga y los labios se estiran horizontalmente.



MIEDO O TERROR
Sucede a la sorpresa. Párpados superiores elevados al máximo e inferiores tensos. Las cejas levantadas se acercan. Los labios se alargan hacia atrás.



ENOJO O IRA
La emoción más peligrosa para los demás porque puede generar violencia. Mirada fija, ojos feroces, cejas juntas y hacia abajo, y tendencia a apretar los dientes.



PLACER, ALEGRÍA, FELICIDAD
Contracción del músculo cigomático (que va del pómulo al labio superior), y del orbicular que rodea al ojo. Las mejillas se elevan y surgen “patas de gallo”.



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Cuántas veces hemos escuchado frases como... "Llegué tarde porque había un quilombo de tráfico terrible", "No pude venir porque tuve un día complicado", "No podemos vernos mañana porque tengo una reunión de trabajo",etc. ¿Cuántas veces es verdad y cuántas no lo es?
Acá dejo una pequeña ayuda para que puedas saberlo.
El material a continuación lo extraje de www.psicologosclinicos.com

Las mentiras se pueden detectar porque suelen implicar emociones que se filtran en la comunicación. Cuanto mayor sea la mentira y más emociones implique, más pistas dejará. En general se despierta el sentido de la culpabilidad, el remordimiento o la incomodidad al mentir.

El intento de ocultar posibles filtraciones de estas emociones genera en casi todo el mundo una lucha interna emocional. Cuanto más íntima sea la relación con una persona, más complicado será mentirle por las emociones que ello implica. Así por a una persona le será muy difícil mentir a alguien que quiere, pero no tendrá tanta dificultad en mentir a un extraño.

Tendremos presente que los síntomas que vamos a tratar aquí se relacionan con la persona que experimenta algún tipo de estrés y que aunque la mayoría de los mentirosos exhiben muchas señales externas, este estrés no garantiza que se esté mintiendo.

Hay personas que se sienten cómodas con la mentira y por ello no demuestran muchos síntomas de estrés, mientras que otros, los se creen sus propias mentiras y, como consecuencia de ello, no muestran tampoco ninguna señal de que están mintiendo.

En el caso de los mentirosos patológicos pueden carecer de vínculos emocionales que les aten a nadie y en consecuencia les resulta muy fácil mentir.


RECOMENDACIONES

- No hay que interpretar un gesto solitario aislado de otros gestos o circunstancias. Si alguien se frota los ojos puede ser que lo haga realmente porque le pican, le lloran o está cansado. Se ha averiguado que las mentiras se producen siempre en unos conjuntos, denominados “racimos”, y que antes de dar por sentado que el interlocutor miente, deberíamos ser capaces de detectar un mínimo de tres señales. Que alguien se toque la nariz, la boca, o se tire de la oreja no garantiza que está mintiendo, aunque algo debe estar pasándole por la cabeza que no dice. No está mintiendo necesariamente, pero sí es probable que esté ocultando alguna cosa.

Gestos de mentira

- Hay un aumento significativo del movimiento de las manos hacia la cara, cuando nos sentimos dudosos, inseguros, exageramos o mentimos. La gesticulación del hombre resulta más fácil de detectar pues es más exagerada que la de la mujer y ellos la usan en mayor grado.

Entre estos gestos tenemos el frotarse los ojos y la nariz, tirarse de las orejas, rascarse el cuello y llevarse la mano a la boca.

Bill Clinton, por ejemplo, se tocó la nariz y la cara veintiséis veces delante del Gran Jurado mientras respondía a preguntas relacionadas con Mónica Lewinsky.

Cuando mentimos, el cerebro nos ordena que suprimamos las palabras falsas. Nuestro cuerpo nos delata. Inconcientemente, nos llevamos la manoa a la boca, como tratando de ocultar lo que decimos.

A veces el ocultar las manos también es revelador de que nos están mintiendo, ya que precisamente lo hacen para ocultar esta gesticulación que han observado que podría delatarles.

- La sonrisa se muestra torcida (se sonríe por igual al mentir que al decir la verdad, sin embargo la sonrisa auténtica es más rápida, espontánea y simétrica, es decir la parte izquierda de la cara es un reflejo de la parte derecha, pero las expresiones faciales de quien intenta exhibir una emoción que no siente no son simétricas), algo forzada (se utiliza ampliamente para fingir sinceridad) o con los labios apretados (como signo de tensión).

- Sonreír de medio lado es el gesto triunfante del que cuenta una farsa y cree no haber sido descubierto

- El aumento del pestañeo es una señal importante que tener en cuenta, ya que indica que la tensión aumenta y que se le secan los ojos.

- La falta de contacto visual, el que nos rehuya la mirada, o si están en una habitación con puerta que mire con frecuencia hacia allí, de siempre se ha asociado al mentir, pero el que el interlocutor nos mire o no a los ojos mientras habla es menos discriminativo para ayudarnos a detectar un engaño, ya que está más directamente relacionado con características de personalidad, con aprendizajes (si de pequeños nos pescaban o no las mentiras al mirarnos a los ojos), y con culturas, (puesto que en algunas el mirar a los ojos es una demostración de agresividad o falta de cortesía y en otras al contrario). Además los mentirosos que engañan concienzudamente son capaces de mantener el contacto visual mientras mienten, así que sería en este caso el adecuado contacto visual el factor que apuntaría hacia el engaño.

- El mentiroso diestro mira hacia su izquierda mientras miente y el mentiroso zurdo mira hacia su derecha. Este factor de la dirección hacia dónde mueve los ojos el interlocutor no es tampoco una prueba infalible, pero sí una señal importante del engaño.

La mayoría de diestros conecta con la parte izquierda del cerebro cuando quiere recordar algo sucedido y miran hacia su derecha. Cuando inventan una historia conectan con la parte creativa de su cerebro, el hemisferio derecho, y miran hacia su izquierda. (Esto es porque los canales sensoriales están cruzados en su conexión con los hemisferios cerebrales).

- El efecto Pinocho. En estudios de la circulación de la sangre se reveló que, cuando una persona miente, el aumento de la presión sanguínea y la liberación de unas sustancias químicas llamadas catecolaminas, provocan inflamación de los tejidos internos de la nariz, pero esto es un solo una curiosidad ya que esta inflamación no es visible a simple vista. Aunque sí que es la entrada en acción de las terminaciones nerviosas de la nariz por esta causa, la que explica la necesidad de frotarse la nariz para calmar el picor. Este fenómeno también se produce cuando la persona se siente molesta o enfadada.

- Contracciones de los músculos faciales, que se producen porque el cerebro está intentando evitar que la cara muestre cualquier reacción de respuesta. El FBI analiza las “microexpresiones” minúsculas, de medio segundo, con ayuda de la cámara lenta.

- Brazos y/o piernas cruzadas, pues esto refleja un instinto defensivo básico.

- Dilatación de las pupilas

- Muestras de excesiva amistad o carcajadas. Estas actitudes están expresando el deseo de querer gustar para favorecer su credibilidad.

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VIDEO DE: ErnestoSiffredi

LENGUAJE CORPORAL

Este tipo de lenguaje se refiere a todas nuestras expresiones a través de los movimientos, posturas o gestos que se hagan con las diferentes partes del cuerpo.

Las palabras sólo transmiten el 7% del mensaje, el tono de voz del 20% al 30% y el lenguaje corporal del 60% al 80%. Casi el 93% del mensaje se transmite por el tono de voz y el lenguage corporal.

La ciencia que estudia el lenguaje corporal se conoce como: Kinésica o Quinésica y lo que hace es estudiar el significado expresivo o comunicativo de los gestos y movimientos corporales percibidos por los sentidos visual, auditivo o táctil de acuerdo a la situación.

El lenguaje corporal ha sido estudiado por mucho tiempo y de acuerdo a la opinión de profesionales en psicología y sociología, delata diferentes sentimientos y expresiones que no se logran decir con palabras, pero que se demuestran con el comportamiento físico.

Fuente de la siguiente información: www.personal.able.es

Tus movimientos te delatan

El lenguaje corporal, que no es más que todo lo que tú trasmites por medio de movimientos o gestos, delata completamente tus sentimientos o percepción acerca de la persona con la que está interactuando.

Cuando conversas con una o varias personas, reflejas y envías miles de señales y mensajes a través de tu comportamiento. Así que presta atención y sácale provecho a los siguientes datos, porque tanto en tu vida laboral como en la personal, te serán de gran provecho.

GESTO

LO QUE REFLEJA

Acariciarse la mandíbula

Toma de decisiones

Entrelazar los dedos

Autoridad

Dar un tirón a la oreja

Inseguridad

Mirar hacia abajo

No creer en lo que se escucha

Frotarse las manos

Impaciencia

Apretarse la nariz

Evaluación negativa

Golpear ligeramente los dedos

Impaciencia

Sentarse con las manos agarrando la cabeza por detrás

Seguridad en sí mismo y superioridad

Inclinar la cabeza

Interés

Palma de la mano abierta

Sinceridad, franqueza e inocencia

Caminar erguido

Confianza y seguridad en sí mismo

Pararse con las manos en las caderas

Buena disposición para hacer algo

Jugar con el cabello

Falta de confianza en sí mismo e inseguridad

Comerse las uñas

Inseguridad o nervios

La cabeza descansando sobre las manos o mirar hacia el piso

Aburrimiento

Unir los tobillos

Aprensión

Manos agarradas hacia la espalda

Furia, ira, frustración y aprensión

Cruzar las piernas, balanceando ligeramente el pie

Aburrimiento

Brazos cruzados a la altura del pecho

Actitud a la defensiva

Caminar con las manos en los bolsillos o con los hombros encorvados

Abatimiento

Manos en las mejillas

Evaluación

Frotarse un ojo

Dudas

Tocarse ligeramente la nariz

Mentir, dudar o rechazar algo

Más gestos variados...

GESTO

LO QUE REFLEJA

¿Una sonrisa es una manifestación espontánea de satisfacción por algo? No siempre esto es así, la mayoría de las veces la sonrisa es forzada y se convierten una especie de máscara para nuestros verdaderos sentimientos, es la llamada sonrisa profesional (sus mayores cultores son políticos, actores hombres de negocios).
Jugar con un lápiz o un objeto cualquiera Es evidente que lo que esta persona nos provoca es nerviosismo, inquietud, ansiedad, en realidad estamos tratando de ganar tiempo y preparándonos para dar una respuesta adecuada.

Mirar el reloj mientras se habla

Denota prisa e intranquilidad.
Mirar el reloj mientras otra persona habla Es un gesto rudo que revela impaciencia.
Tamborilear los dedos sobre una superficie Denota intranquilidad impaciencia
Silbar mientras se camina por un lugar solitario No estamos llamando la atención; estamos haciendo simplemente haciendo un ajuste psicológico por el temor de recibir cualquier tipo de agresión inesperada

Pisadas repetidas en el suelo mientras se está estático

Sugiere nerviosismo, impaciencia, intranquilidad. Se está acumulando tensión y es posible que esta estalle en cualquier momento.

Gestos sensuales y sexuales...

GESTO

LO QUE REFLEJA

Arreglarse el pelo con la mano

Es un gesto muy femenino; sugiere provocación discreta, coqueteo.
Ajustarse el nudo de la corbata con la manoEs un gesto equivalente al anterior. El mismo mensaje de me gustas puede manifestarse al arreglarse el pliegue del pantalón, las solapas de la chaqueta, el pañuelo en el bolsillo de al chaqueta, etc.
En las mujeres morderse los labios con la punta de la lenguaEs un mensaje abiertamente sexual, de provocación sutil.

Morder un labio con el otro

El mismo mensaje anterior, sugiere cierta timidez actitud nerviosa.
Acariciar un objeto determinado inconscientementeEs un gesto que denota sensualidad, es un gesto típico de los individuos de sexualidad desarrollada.
Una sonrisa con una mirada directa y prolongada (10 segundos o más) Sugiere provocación discreta y coqueteo.

La clásica mirada de arriba, abajo

Es característica de la persona que es muy sensual.

Miradas


GESTO

LO QUE REFLEJA

Pestañear constantemente Denota atención total.
Mirar a una persona con frecuencia Tiene implicaciones sexuales.
No mirar a una persona Sugiere rechazo (no me interesas, no me simpatizas).

Una mirada prolongada con la cara seria

Revela curiosidad, posiblemente hasta desprecio.
Las mujeres que miran hacia los lados Es un gesto femenino casi siempre se interpreta como una insinuación sexual.
Cuando un hombre mira hacia los lados con cierta frecuencia Es una señal de hipocresía.

Tacto con tacto...


GESTO

LO QUE REFLEJA

Tocar demasiado a una persona Puede significar; un grado de alto egoísmo (nunca amor o deseo físico).
Los cónyuges que se tocan constantemente en publico expresando amor Es una manera de comunicar precisamente la inseguridad que amenaza esa relación.
Si los miembros de una pareja apenas se tocan o miran
Es posible que existan serias diferencias emocionales entre sí.
Si el hombre toca el área de los genitales Es un gesto común en algunas culturas este denota una reafirmación masculina. Normalmente es de mala educación.