lunes, 17 de mayo de 2010

LA REENCARNACIÓN EN EL BUDISMO

El budismo, que prevalece en partes de la India y en todo el resto de Asia, deriva su doctrina del renacimiento (diferente a la de la reencarnación) del hinduismo. De acuerdo con el canon Pali primeras escrituras de la escuela theravadzBuda enseñó que la persona posee un yo inferior que muere con el cuerpo y un yo superior que sobrevive. Sin embargo, el budismo ha evolucionado con el concepto de anatta o "no yo" (o "ausencia del yo") que sostiene que no hay personalidad o ego que permanezca intacto en el tránsito de una vida a otra. Lo que sucede es que, al morir, la personalidad se desintegra en chispas o pedazos que posteriormente se funden con otras chispas para formar una nueva personalidad. Lo que sobrevive es la fuerza vital o voluntad de vivir, que lleva consigo los atributos kármicos buenos y malos desarrollados durante la vida. Las encarnaciones son causadas por el karma y los deseos terrenales, los que deben ser superados en la búsqueda de la perfección espiritual. Antes del renacimiento, los padres son escogidos por razones kármicas. La liberación del ciclo de renacimientos se logra cuando la persona supera las "tres raíces nocivas" el deseo, el odio y el engaño y alcanza el nirvana (la "extinción") o iluminación, que es un estado de paz inefable. La rueda de los renacimientos abarca seis estadios de la existencia, que deben ser atravesados por todos los seres dotados de sensibilidad mientras haya en ellos karma negativo que eliminar: dioses (devas), asuras (fuerzas elementales), seres humanos, animales, pretas (fantasmas hambrientos que viven en un purgatorio de deseos insatisfechos) y los habitantes del infierno. Para el budismo, "el infierno" es otro estado purgatorio temporal cuyo carácter y duración es determinado por el karma. Sólo en el estadio humano la persona tiene la oportunidad de despertar espiritualmente, y cuando lo logra, deja de estar atada a la rueda de renacimientos, aunque uno puede elegir renacer si así lo quiere. Igual que el hinduismo, el budismo percibe el renacimiento como una desgracia y una carga. Tanto los hindúes como los budistas creen que el último pensamiento en el momento de la muerte determina el carácter de la próxima encarnación. Es por ello que el morir adecuadamente resulta de vital importancia, y existe un arte yóguico de morir y elegir el próximo vientre materno, que es enseñado a los adeptos. De acuerdo con el Libro Tibetano de los Muertos, el Bardo, o estado posterior a la muerte dura 49 días y consta de tres etapas de deterioro de la conciencia: la de Luz Clara, o serenidad suprema; la de visitas de las deidades Apacibles e Iracundas, y la de un recuento del karma que concluye con el renacimiento. La misma transición de la oída a la muerte se produce en un estado de inconciencia en un plazo de tres y medio a cuatro días. El Libro Tibetano de los Muertos contiene el procedimiento para lograr esa transición sin perder la conciencia. Gilgul es el término hebreo que significa "transmigración" o tránsito del alma de un cuerpo a otro a través de la muerte. En la Torá no se hace referencia directa al gilgul, aunque se le puede inferir de algunas alegorías. Sin embargo, sí aparece en la kabbalah, el cuerpo de conocimientos místicos basados en las enseñanzas esotéricas primitivas que empezaron a ser compilados por los rabíes a principios de le Edad Media. De acuerdo con la kabbalah, los judíos primitivos creían en la transmigración de los grandes profetas: Adán se había convertido en David, el que a su vez se convertiría en el Mesías. El Zohar (El Libro del Esplendor), obra muy influyente publicada por primera vez c. 1280 pero cuyo contenido se atribuye a enseñanzas del siglo I d.C., hace extensivo el gilgul a todas las personas. "Todas las almas están sujetas a la prueba de la transmigración..." Sin embargo, no todos los kabbalistas contemplaban el gilgul como una ley universal; algunos la relacionaban con los pecados contra la procreación y con los tabúes sexuales. Para otros, la reencarnación era el castigo por el asesinato de Abel a manos de Caín, que cesaría sólo cuando todos los muertos hubieran resucitado. Unos pocos entre los kabbalistas planteaban que un ser humano podía transmigrar a un animal, e incluso a una planta o una roca. La kabbalah ocupó un lugar preeminente en el pensamiento judío desde cerca del siglo XIII hasta el siglo XVIII. Las obras kabbalísticas posteriores a esa época desarrollaron la idea de las "almas principales" pertenecientes a una raíz, que era Adán. Al morir Adán su alma se deshizo en chispas que sólo mediante el gilgul podrían reunirse nuevamente. En el siglo XIX la kabbalah perdió el favor de los escépticos eruditos judíos, con lo que el concepto de Gilgul desapareció de la tradición. Desde los inicios del siglo XX, el gilgul no ha sido enseñado en ninguna de las tres ramas principales del judaísmo -la reformista, la conservadora y la ortodoxa- aunque se sigue enseñando en la secta hasídica.

FUENTE: http://misterios1.tripod.com/la_reencarnacion.htm

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