lunes, 17 de mayo de 2010

LA REENCARNACIÓN A TRAVÉS DEL TIEMPO


La creencia en la reencarnación ha existido desde hace milenios y la noción ha emergido en uno u otro momento virtualmente en todo el mundo. Aproximadamente dos tercios de la población del mundo acepta alguna forma de reencarnación o renacimiento como una creencia fundamental, especialmente los budistas y los hindúes, así como muchas sociedades tribales. Los creyentes en la reencarnación no abundan mucho en Occidente, pero su número ha ido creciendo lentamente desde finales del siglo XIX, fundamentalmente debido a la influencia de la teosofía y del médium norteamericano Edgar Cayce, así como a la introducción de las religiones orientales. La creencia en la reencarnación varía de una cultura a otra. Los egipcios de la antigüedad creían en la reencarnación de las grandes almas, cuyo propósito era dirigir a la humanidad. Con el transcurso del tiempo, los egipcios modificaron esta concepción para hacer extensiva la reencarnación a las masas. El Libro "Egipcio de los Muertos" contiene encantamientos para propiciar la reencarnación. Pitágoras (c. 572-479 a.C.) predicaba la reencarnación de las almas en la Grecia antigua. Platón (c 427-347 a.C.) afirmaba que sin encarnaciones sucesivas la vida desaparecería en el universo. Muchas tribus africanas tienen una creencia en la reencarnación profundamente arraigada. En las tribus que creen que los seres humanos reencarnan en otros seres humanos, el no tener hijos es considerado una maldición, porque esto disminuye la probabilidad de que las almas puedan renacer. En Australia la creencia en la reencarnación se extiende por todo el continente, aunque es más fuerte entre las tribus aborígenes que habitan la parte central del mismo. Con la desaparición de su antigua cultura, algunos aborígenes creen que reencarnarán como "compañeros blancos" en la continua evolución de sus almas. En todas las culturas de las islas del Pacífico la creencia en la reencarnación es fuerte, pudiendo ser hallada entre los balineses, okinawos, ainús (norte del Japón), tasmanios, maoríes (Nueva Zelandia), fidjienses y los habitantes de Nueva Caledonia, las islas Salomón y la Melanesia. Muchas tribus aborígenes norteamericanas creen en la reencarnación. Los tlingits de Alaska, por ejemplo, le atribuyen gran importancia porque la consideran como una continuación gloriosa de la identidad personal. Antes del nacimiento de un niño, un alma se presenta en el sueño de la madre o de algún familiar cercano y les anuncia su propósito de reencarnar en la criatura. Al nacer, el niño debe ser correctamente identificado según sus vidas anteriores y se le da el nombre tribal de la persona que fue antes. De esta manera, el niño puede recibir el mérito de todas las buenas acciones por su encarnación anterior. Al niño que no se le identifica correctamente se le está negando su derecho a la gloria acumulada. La creencia en la reencarnación existe también entre los aborígenes de América Central y del Sur, y quizás esta fuera una de las razones por las que los españoles los conquistaron con relativa facilidad. Los españoles fueron saludados como dioses renacidos Quetzalcoatl en México y Viracocha en Perú y los nativos se mostraron así ansiosos por someterse a sus caprichos, lo que tuvo desastrosos resultados. Con raras excepciones, las vidas anteriores no se recuerdan espontáneamente, siendo los niños quienes con mayor frecuencia recuerdan sus vidas pasadas de manera natural. De acuerdo con distintas tradiciones, el olvido es una condición necesaria para que la reencarnación tenga lugar.


FUENTE: http://misterios1.tripod.com/la_reencarnacion.htm

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