miércoles, 4 de mayo de 2011

ITALIA - BASÍLICA DE SAN JUAN DE LETRÁN


La Archibasílica Laterana o Lateranense, más comúnmente conocida como San Juan de Letrán, es la catedral de Roma y la sede eclesiástica oficial del Papa, que contiene el trono papal y la Santa Sede.
Es también la primera de las cuatro basílicas papales y la iglesia más antigua de Occidente. Su nombre completo es Archibasílica del Santísimo Salvador de San Juan el Bautista y el Evangelista de la Madre de Letrán y la Cabeza de Todas las Iglesias de la Ciudad y el Mundo (En latín: Archibasilique Sanctissimi Salvatoris et Sancti Iohannes Baptista y Evangelista en mater omnium urbis et orbis Laterano Ecclesiarum et caput).
La basílica fue construida en el siglo IV en la zona entonces conocida como la Laterani Horti, las antiguas posesiones de la familia de Laterani, que confiscadas pasaron a formar parte de la propiedad imperial en épocas de Nerón. Restituidos a los Laterani por Septimio Severo, que había construido cerca la Castra nova equitum singularium, la tierra y el edificio que estaba allí llegaron al emperador Constantino en el 307 cuando se casó con su segunda esposa, Fausta, hija del ex-emperador Maximiano y hermana de Majencio, el usurpador. La residencia era conocida entonces bajo el nombre de Domus Faustae y Constantino la obtuvo como propiedad personal, al ganar la batalla de Ponte Milvio a Majencio en 312.

La tradición cristiana marcó las huellas de victoria con una visión profética: que el lema “In hoc signo vinces” obligaría al emperador a pintar el símbolo cristiano de la cruz en los escudos de sus soldados victoriosos. Así, Constantino le dio, en agradecimiento a Cristo, la antigua tierra y la residencia de Letrán al obispo de Roma, en una fecha incierta, pero que está asociada al papado de Milcíades (310-314). En el sitio del campamento fue construida una primitiva iglesia, consagrada por Milcíades Redentor, a raíz del edicto de Milán, que legalizó el cristianismo en el año 313. En la domus, que se convirtió en la sede papal, se celebró ese año el Consejo en el cual se declaró herejía al donatismo. La inauguración oficial de la basílica fue realizada por el papa Silvestre I en el 324, que nombró a la iglesia y al adyacente Palacio de Letrán como Domus Dei ( “la casa de Dios”).

La iglesia original fue conocida por su belleza y su importancia, llamada Aurea Basílica, y fue objeto de donaciones importantes por parte de los emperadores, los papas y otros benefactores. El edificio estaba orientado de este a oeste según la típica basílica paleocristiana, con su fachada orientada hacia el este, hacia la salida del sol, y el ábside con el altar de cara al oeste, hacia la puesta del sol. Oriente era la ubicación de Paraíso y la de Cristo y también la dirección de la que volvería a la tierra. La iglesia primitiva tenía una forma oblonga y constaba de cinco naves fuertemente descendientes en altura, divididas por columnas: la nave era más amplia y superior y se elevaba por encima lo que le permitía abrir las ventanas en el triforio. Opuesto a esta fachada había un ábside. En la parte inferior de la nave había una nave transversal; entre los pasillos y el crucero, dos columnas daban gran apoyo a un gran arco triunfal. Ya afectada por el saqueo de Roma en el 410 por los visigodos de Alarico, hacia el año 455 la basílica fue nuevamente saqueada por los vándalos de Genserico, que la privó de todos sus tesoros. Pero la iglesia fue restaurada a todo su esplendor por el Papa León Magno en torno a 460, y luego se enriqueció más aún con su sucesor Hilario, que añadió tres oradores. La basílica fue restaurada luego por Adrián I en el siglo VIII, que aparece en todo su esplendor durante la Semana Santa de 774, cuando allí fue bautizado Carlomagno. Nuevas intervenciones posteriores se hicieron en los años 844-847, bajo el papa Sergio.


FUENTE: www.exploraroma.com

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