Lamentablemente, los únicos videos que hay están en alemán, por eso no los subí´. Al ser un monólogo y no entenderse el idioma, lo creí innecesario.
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"La secretaria de Hitler" es una película documental que llegó a la Argentina después de "La caída", cuyos acontecimientos están tomados del relato de la primera. Así, todo el film es un monólogo de la narración de Traudl Junge, muniquesa que fue seleccionada en 1942 de un concurso para ser la secretaria del Führer, acompañó a este hasta su suicidio el 30 de abril de 1945, día en que toda una era terminaría.
Es una impactante producción documental, dirigida por Andre Héller y Othmar Schmiderer, galardonada con el Premio del Público en el Festival de Berlín (Sección Panorama), con el Premio al Mejor Documental en el Festival de Chicago, y exhibida con gran repercusión en los Festivales de Nueva York y Toronto. En ella, Trauld Junge, de 81 años, describe minuciosamente en cámara, poco antes de su muerte, un aspecto absolutamente extraordinario de su vida. Desde el otoño de 1942 hasta el colapso final del régimen Nazi, "Frau" Junge fue la secretaria privada de Hitler en la llamada “Guarida del Lobo” (su cuartel general en la Prusia Oriental), en la residencia Bávara de Berchtesgaden, y en el tren especial del Führer. Un nuevo aspecto de ese universo siniestro, esta vez por boca de una de sus protagonistas directas, se revela aquí con total crudeza.
La historia de Traudl Junge es aún más impresionante por el hecho de que ella asume ahora, luego de haber permanecido en silencio por casi sesenta años, la controvertida evidencia de haber trabajado con Hitler en la intimidad. En 1942, Traudl Junge era una joven apolítica de 22 años, elegida por sorteo junto a otras aspirantes para trabajar como secretaria privada de Adolf Hitler. Al ser finalmente seleccionada para incorporarse al séquito que habría de acompañar a Hitler día y noche, Junge empezó a ver a Hitler como figura paterna sustituta, más allá de los aspectos privados y políticos, y en nada parecido al loco salvaje y retórico de sus discursos. Presuntamente ignorante de los atroces actos de Hitler, Traudl Junge vivió convenciéndose de que ella estaba en el ojo de la tormenta de la información, en un virtual punto ciego. Mientras el régimen nazi se tambaleaba en la destrucción y Hitler se hundía aún más en la locura, Junge fue testigo de todo ese demoníaco devenir, hasta los caóticos días finales en el búnker. Terminada meses antes de la muerte de Traudl Junge, LA SECRETARIA DE HITLER es una fascinante historia personal que merece ser vista por todos.
En la primavera del 2001, gracias a la insistencia de la escritora Melissa Miller, André Heller tuvo una entrevista con Traudl Junge y pudo convencerla de que sería muy importante, así como históricamente invalorable, dejar un registro de sus singulares experiencias...y de su actitud y punto de vista actuales frente a ese momento de su vida, al cabo de décadas de reflexión y examen de conciencia. Junto con el documentalista Othmar Schmiderer, Heller ha condensado 10 horas de material en un film de 90 minutos que renuncia a toda forma de embellecimiento artístico, confiando en cambio enteramente en la templanza de esta mujer y en la fuerza de su relato increíble. Vemos así que su experiencia la ha dejado con un odio vehemente e indeleble por el régimen Nazi y su ideología, aunque – y este es quizás el aspecto más doloroso de esta historia tan personal – todavía se muestra incapaz de perdonar a esa joven de 22 años que alguna vez fue por la candidez e ignorancia que la llevaron a venerar a Hitler.
Durante casi sesenta años, Traudl Junge vivió consumida por sus experiencias como secretaria de Hitler. En las varias décadas posteriores a la guerra, siempre se negó a hablar de su historia, rechazando todo intento del periodismo por obtener de ella detalles pormenorizados, y apenas dedicando breves comentarios de circunstancia toda vez que se le preguntaba sobre su pasado. Sin embargo, cuando el renombrado artista multi-media, actor y músico André Heller le propuso documentar su historia en un film, Traudl Junge aceptó. Traudl Junge murió de cáncer el 11 de febrero de 2002 en Munich, apenas horas después de que LA SECRETARIA DE HITLER tuviera su premiére mundial en el 52 Festival Internacional de Berlín, y pocos días después de la publicación de sus memorias, In The Final Hours. Tenía 81 años.
Al igual que Adolf Hitler, André Heller y Othmar Schmiderer también nacieron y se criaron en Austria. El rol de Austria frente al nazismo en la Segunda Guerra Mundial y en relación al Holocausto no deja de ser permanentemente examinado, revisado y expuesto. La problemática asumisión de la sociedad austríaca – algunos dirán que se trata abiertamente de negación – de su pasado Nazi es una de las razones por las cuales LA SECRETARIA DE HITLER recibió tan caluroso respaldo crítico. Sin embargo, el proceso de realización del film ha afectado en gran medida a ambos cineastas, tanto como ellos jamás lo hubieran imaginado.
De origen judío, la familia de André Heller fue una víctima directa del Holocausto. Varios de sus parientes fueron exterminados en Auschwitz. Su padre fue un soldado de la resistencia en Viena y ardiente militante antinazi. Una vez concluido el ciclo de entrevistas con Traudl Junge, Heller admitía: “No me había dado cuenta de cómo iba a afectarme, y a angustiarme. Realmente exige mucho de uno, y es algo que no recupera jamás”. Heller suele decir en sus entrevistas que ya no puede ver LA SECRETARIA DE HITLER. Othmar Schmiderer también se sintió profundamente afectado personalmente por su encuentro con Frau Junge. Ha expresado: “Vengo de Salzburgo, de manera que fue algo totalmente natural en mi vida verme siempre rodeado por los dilemas del Nacional Socialismo. En un momento llegué a pensar que ese pasado estaba muerto y enterrado, pero no es así”.Filmada en la casa de Munich de Traudl Junge, Heller está convencido de que ella aceptó compartir su historia porque sabía que se estaba muriendo.
Traudl Junge habla de Hitler como si éste fuera una figura rectora, paternal: “ No era lo qué decía, sino cómo lo decía, y las cosas que hacía”, revela en el film. Seis décadas después, el impacto de la sombra de Hitler abrumaba todavía a Traudl Junge en todos los aspectos de su vida, haciéndole extremadamente difícil examinar su propia actitud.
Una declaración acerca de LA SECRETARIA DE HITLER del director ANDRÉ HELLER
“Mi padre era uno de los judíos que fueron inmediatamente arrestados cuando los nazis invadieron Austria en 1938. Fue obligado a lavar calles con un cepillo de dientes, mientras una multitud lo observaba profiriendo gritos de burla. Pudo escapar, lo cual de por sí era toda una aventura, y logró llegar a París para unirse a las fuerzas del General DeGaulle. Cuando Hitler invadió París, mi padre buscó refugio en Inglaterra, trabajando con el gobierno francés en el exilio, en Londres, como oficial enlace entre DeGaulle y la Casa Blanca. El exterminio de buena parte de nuestra familia en los campos de concentración, y la destrucción de todo lo que había hecho de él un hombre de bien, incluyendo su oficio de confeccionista de indumentaria, lo habían convertido en un individuo quebrado espiritualmente. Se hizo adicto al opio, y en la fecha de mi nacimiento, en 1947, ya era un despojo, incapaz de hilvanar ninguna idea o pensamiento. Murió 11 años después, a la edad de 64, como culminación de lo que podría llamarse un suicidio paulatino. Le resultaba inmensamente difícil perdonarse por haber sobrevivido al Holocausto, mientras tantos de sus parientes y seres más queridos no lo habían logrado. “¿Por qué yo?”, era la pregunta invariable.
Hace dos años, cuando después de 55 años Traudl Junge, la secretaria privada de quien debe haber sido el más salvaje criminal de la historia del mundo, decidió contar su historia frente a una cámara por primera vez, y a mí antes que a nadie, quedé virtualmente reducido a un estado de shock. Me encontré entonces frente a frente con la mujer a quien Hitler le había dictado su última voluntad y su testamento, la mujer en quien él confiaba cuando el infernal régimen Nazi se derrumbaba, con él y a su alrededor. Y ella seguía diciendo: “No me lo puedo perdonar. No puedo perdonárselo a esa jovencita que fue admitida por el Führer, no puedo, por su estupidez e ignorancia. Yo, por mi parte, no dejaba de preguntarme qué hubiera dicho mi padre frente a toda esta situación. ¿ Por qué debía ser su propio hijo quien escuchara esa suerte de confección de la secretaria de su mayor enemigo, del hombre que lo había destruido? No soy juez, ni historiador, ni periodista. Soy un artista dispuesto a aprender, a examinar y a trabajar con lo que este extraño mundo nuestro exhibe en todos sus aspectos y extremos. Mi ambición es llegar al momento de mi muerte siendo más sabio de lo que era cuando llegué al mundo; y creo que tanto mi padre como Traudl Junge me han ayudado a emprender el camino para lograr ese objetivo.
Les envío estas palabras desde lejos, desde Austria, donde los antisemitas y aquellos que glorifican a los Nazis, así como los enemigos de la democracia de la organización de Jörg Haider, desgraciada e imperdonablemente son parte del gobierno actual. Creo que una de las explicaciones para esta situación es que demasiados austríacos se han negado a enfrentarse con su propia, dolorosa historia. Sólo aquellos que aprenden del pasado pueden evitar repetir sus errores. Pero para ser capaz de eso, primero hay que aprender mucha historia en la escuela, en el seno de la familia y a lo largo de toda la vida. La historia de Traudl Junge, que tanto Othmar Schmiderer como yo hemos decidido presentar sin el agregado de ningún material de archivo que pudiera distraer, y sin nada de ese estilo de montaje frenético al cual se apela ahora para trabajar con el material documental, cuenta la historia según el punto de vista de una mujer joven, que se mostraba ávida de observar todo lo que la rodeaba, y dispuesta a aprender. Y esto en rigor le acarreó durante décadas de obsesiva introspección el doloroso análisis de porqué había sido tan ingenua. Si tenemos que dar crédito a las críticas y a la reacción del público en Europa, el relato de Traudl Junge parece haber ayudado a muchísima gente a entender más profundamente muchos de esos hechos trágicos, y la atmósfera predominante durante uno de los capítulos más terribles de nuestra historia. Quiero agradecerles que hayan dedicado algo de su tiempo a juzgar ustedes mismos el resultado de nuestro esfuerzo”. André Heller, Septiembre 2002, Gardone Riviera
"La caída" y "La secretaria de Hitler" son complementarios y es probable que poco importe el orden que sean vistos, ya que mientras "La caída" hace ficción del relato de la ex secretaria, "Punto ciego (u oscuro)" –tal es la traducción del original- capta el relato crudo, con la edición necesaria, de esta mujer que fue testigo del final de quien implementó uno de los dos totalitarismos más crueles del siglo XX (el otro fue Stalin). Ella habla en el siglo XXI (las entrevistas son de 2001), a los ochenta y un años, de acontecimientos que ya tienen sesenta pero que aún perdura su influencia.
Varios han criticado a La caída, Wim Wenders entre ellos, como una pieza que al humanizar a Hitler, provocaría adhesión al espectador. Hitler fue un producto de la raza humana y muestra lo capaz que puede ser ésta de autodestruirse en función de “ideales superiores”, No fue una rara avis, sino que muchos otros, antes, durante y después de él, hicieron lo mismo (o, por lo menos, lo intentaron). Así, bajo distintas excusas y debido a ideales superiores, se ha masacrado a muchos humanos…, no sin el consenso de sus respectivos pueblos.
Ese consenso pudo haberse dado desde la educación, desde el mandato de vivir la vida por el otro y en función de lo que este otro decida. Y sobre esos asuntos trata la película que nos ocupa: la responsabilidad civil y como ser humano donde, parafraseando a la secretaria Traudl, no es excusa ser joven para no tener responsabilidad ni tomar conciencia. Su ausencia sería el punto oscuro, el punto ciego, de la que ella misma habla.
La forma cinematográfica que toma La secretaria de Hitler es la de un “busto parlante” (talking head). De ese modo lograría la veracidad del testimonio. No hay inserciones de imagen que no sean las de la propia protagonista y en el momento en que se registró su testimonio, de ahí que la evocación de secuencias de La caída podrían aparecer en la mente del espectador mientras ella relata esos mismos acontecimientos. (Es el caso de la mujer de Goebbels y el premeditado
asesinato de sus seis hijos porque “no es concebible un mundo sin nacional-socialismo”.)
Es posible que el rigor del filme (sostenido por una protagonista locuaz y precisa, así como buena narradora) parezca “poco audiovisual”; no obstante, cumple el cometido más importante: no distraer de la palabra (monológica) ni de la premisa que quieren demostrar los directores.
FUENTE: http://www.cinefreaks.com.ar y http://www.primordiales.com.ar
