El asedio fue una combinación de hambre, bombardeos sorpresivos y frío extremo (hasta 40 grados bajo cero). Sólo por citar un ejemplo, se calcula que para fines de noviembre de 1941 la ciudad fue sometida a un aproximado de 272 bombardeos de artillería, que totalizarían según cálculos, unas 430 horas de cañoneo continuo. Los habitantes fueron sacudidos por no menos de treinta mil proyectiles sólo en ese lapso de tiempo. La combinación de estos azotes trajo también la tuberculosis, la distrofia alimenticia y la hipertensión entre los sitiados.
Con todo, los leningradenses incentivaron su espíritu combativo asistiendo a numerosas obras culturales entre las que destacó la puesta en escena de la VII “Leningradense” en agosto de 1942, sinfonía escrita por Dimitri Shoskatovich , y que se convertiría en símbolo de la derrota de las fuerzas alemanas en Rusia.
A partir de fines de diciembre de 1942 y principios de 1943 el estado anímico de la ciudad mejoró sensiblemente después de recibida la noticia de la contundente victoria de Stalingrado y la destrucción y rendición del VI ejército alemán.
Hábilmente los rusos tendieron para el verano de 1942 una tubería por debajo del nivel del agua del Ladoga y también líneas de electricidad, con lo que poco a poco Leningrado comenzó a ganar su batalla. Mientras los hombres se batían duramente en el frente frenando el avance nazi, las mujeres y viejos seguían trabajando y muriendo en su puesto.
En enero de 1943 los frentes de Voljov y Leningrado lanzaron la llamada “Operación Chispa”, que consiguió romper el bloqueo rechazando a las tropas nazis que operaban al sur del Ladoga, abriendo además una vía terrestre que aumentó significativamente la llegada de abastecimientos.
Sin embargo sólo después de casi tres años de atroz asedio y de las victorias en las batallas de Moscú, Stalingrado y sobre todo Kursk, el ejército rojo reunió por fin las condiciones para liberar definitivamente la ciudad heroica.
A partir del 14 de enero de 1944 los leningradenses reunidos en plazas y esquinas, escucharon a lo lejos, el tronar de los cañones de la arrasadora artillería soviética. Miles de tanques, aviones y tropas soviéticas se lanzaron a una briosa ofensiva que rápidamente arrolló a la Werhmatch en todos los pueblos que rodeaban la ciudad. En un instante toda la estructura del anillo de los sitiadores se hizo pedazos, e incluso se rechazó a las tropas finlandesas que amenazaban la ciudad desde el norte.
Al precio de mas de 600,000 muertos (algunas fuentes elevan la cifra hasta el millón) y de 900 días de lucha, Leningrado ganó su libertad definitiva el 27 de enero de 1944.
FUENTE :www.angamos.blogspot.com
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