domingo, 25 de julio de 2010

SITIO DE LENINGRADO - TESTIMONIOS - ZINA GENERALOVA


"Cuando comenzaron los bombardeos, tuvimos alarmas cada 15 o 20 minutos, y era muy duro ir a los refugios porque estaba embarazada y no podía correr. Pensábamos que los ataques iban a terminar porque los periódicos decían que terminaríamos con Hitler en 2 meses. Pero pronto oímos en la radio que los alemanes se acercaban a Leningrado. La gente huyó desde las ciudades pequeñas y Leningrado terminó sobrepoblado y una gran cantidad de gente fue evacuada hacía Siberia y otros lugares. Después los alemanes rodearon la ciudad y ya no hubo caminos de salida en ninguna dirección. Durante todo setiembre Leningrado fue bombardeado. Vivíamos en un sótano con otras noventa personas. Teníamos mucho, mucho frío, sin luz ni agua ni calefacción. El frio era tan duro que no puedes imaginártelo. Mi esposo se puso muy pálido por el hambre , casi azul, ya no podía ni moverse. Una vez una mujer me dijo: “Tu hijo morirá, dale toda la comida a tu esposo y sálvalo. Si él sobrevive podrán tener otro bebe”. Entonces le dí la leche, pero el bebe comenzó a llorar y resolví volver a darle la comida que le pertenecía. De las cartillas de racionamiento nos daban 125 gramos de pan y una onza de carne al mes. Además una cucharada de cereal y aceite. ¿Quién podía vivir con eso ? La gente terminaba muy débil, algunas veces caían y no podían pararse. Yo también me ponía cada vez más débil, estaba muriendo.
Hacia finales de enero, la gente empezó a decir que había un camino para salir de Leningrado. Se podía cruzar el congelado lago Ladoga, y era el único camino que teníamos para atravesar el cerco enemigo que rodeaba la ciudad. Trajeron un tren con un buen vagón de pasajeros que ¡!hasta estaba tibio!!. Los que me veían decían "Tienes un bebé, como la salvaste?" .Cuando llegamos al lago tuvimos que esperar hasta media noche para cruzar porque los alemanes estaban observando y podían cañonearnos. También muchos camiones repletos de gente caían en los huecos que habían en el hielo porque los alemanes bombardeaban el lago. Esperamos todo el día en la orilla. No sé como sobrevivimos, pero cuando llegó la noche comenzamos a cruzar y estuvimos a salvo. Mi esposo y el bebé estaban con el conductor porque mi marido estaba muy enfermo y de un color azul. Cuando llegamos al otro lado del lago nos dieron comida caliente y tajadas de pan. Luego nos pusieron dentro de vagones de tren de los que se usan para el ganado. Cuando entré al vagón comprendí que mi bebe había muerto. Bien; mi pequeño había muerto el cuarto día. La gente golpeaba las puertas preguntando si había muertos en ese vagón. Arrope a mi bebe y se los dí , pero ellos me dijerón : “Madrecita, quédate con la manta, solo cuerpos desnudos”. Yo hice lo que me dijeron, bese a mi bebe y lo puse en la pila de los cuerpos muertos. Mi esposo me dijo : “Zina envíame al hospital, estoy muriendo”. Entonces vino gente y se lo llevó al hospital. Yo estaba muy débil y cansada y decidí que iría hasta nuestro destino, que era una pequeña ciudad llamada Pyatigorsk, y luego regresaría cuando estuviera mejor para recogerlo. Pero no lo hice. Él murió en el hospital. La gente dice que hasta las cosas más terribles se olvidan con el tiempo. Pero esto no lo podré olvidar. Nunca".
(Zina Generalova, mujer refugiada del Sitio de Leningrado).

FUENTE:angamos.blogspot.com

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